La tolerancia de los musulmanes con los cristianos de Jerusalén

Fuente : Enciclopedía Católica
Los musulmanes en el primer ardor de su nueva fe procedieron a invadir Siria. El califa Abu-bakr (632-634) le dio el mando del ejército a Abu-‘Ubaidah, uno de los Ashab originales (compañeros de Mahoma en su viaje, 622). Primero tomaron Bosra. En julio de 633, derrotaron al ejército de Heraclio en Ajnadain cerca de Emesa; en 634 arrasaron Damasco y de nuevo derrotaron a los romanos en Yarmuk. Emesa cayó en 636. Los musulmanes consultaron entonces al califa Omar (643-644) acerca de si deberían marchar sobre Jerusalén o Cesarea. Por consejo de ‘Ali recibieron órdenes de tomar la Ciudad Santa, Primero enviaron a Mo'awiya Ibn-Abu-Sufyan con cinco mil árabes para sorprender a la ciudad; poco después fue sitiada por todo el ejército de Abu-‘Ubaidah. Fue defendida por una gran fuerza compuesta de refugiados de todas las partes de Siria, soldados que habían escapado de Yarmuk y una fuerte guarnición. Por cuatro meses continuó el sitio, cada día había fieros asaltos. Al fin, cuando toda resistencia era inútil, el Patriarca Sofronio (quien actuó durante ese tiempo como cabeza de la defensa cristiana) apareció en los muros y demandó una conferencia con Abu-‘Ubaidah. Propuso entonces capitular en términos honorables y justos; los cristianos pudieron mantener sus santuarios y capillas, ninguno fue forzado a aceptar al Islam.

Sofronio además insistió en que estos términos fueran ratificados por el califa en persona. Omar, entonces en Medina, estuvo de acuerdo con los términos y llegó en un camello a los muros de Jerusalén. Firmó la rendición, luego entró en la ciudad con Sofronio “y cortésmente discutió con el patriarca respecto a las antigüedades religiosas” (Gibbon, ci, ed. Bury, London, 1898, V, 436). Se dice que cuando llegó la hora para sus oraciones él estaba en la Anástasis, pero rehusó decirlas allí, por temor a que en tiempos futuros los musulmanes tomaran esto como excusa para romper el tratado y confiscar la iglesia.
La Mezquita de Omar (Jami ‘Saidna ‘Omar), opuesta a las puertas de la Anástasis, con el alto alminar, es mostrado como el lugar al que él se retiró para sus oraciones.

Bajo los musulmanes la población cristiana de Jerusalén durante el primer periodo disfrutó la tolerancia habitual dada a los teístas no musulmanes. Las peregrinaciones siguieron como antes.

El nuevo gobierno no hizo de Jerusalén el centro político de Palestina. Este fue arreglado en Lidia hasta el año 716, luego en Ar-Ramla (Ramleh). Pero también desde el punto de vista de los musulmanes, Jerusalén, la ciudad de David y Cristo, a la cual fue llevado Mahoma milagrosamente en una noche (Corán, Sura. XVII), la cual había sido la primera Qibla de su religión, era un lugar muy sagrado, en tercer lugar sólo después de la Meca y Medina. Ellos la llamaron Beit al-makdis (actualmente en general Al-Kuds).

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